Paz/Huzur (1-Pax vobiscum)

paz

Dirán ustedes con más razón que sendos santos que hace la mar de tiempo que no me dignaba aparecer por aquí. Podría darles mil millones de explicaciones y ninguna satisfactoria, así que me quedaré con la que me parece más válida: durante la mudanza nos deshicimos del sillón en el que escribía estas entradas y ahora, como diría aquél, «no ez lo mizmo». ¿Entonces a qué vengo ahora a molestarles con tonterías? Pues resulta (de) que se acaba de publicar Paz, el último libro que he traducido y me gustaría que lo compraran para ver si me dan royalties, ande, armus telfavol, lo pueden regalar y no hace falta que se lo lean si no quieren.

Bueno, vamos a otra cosa, que van a pensar que soy un interesado cuando en realidad tengo alma de artista. El libro en cuestión, cuya presiosisísima ilustración de cubierta, obra de Ernest Descals pueden ver en la foto (espero), es una jartá de famoso en Turquía, pero ya lo era antes de que lo dijera Pamuk mal que le pese a más de uno en España. De Tanpınar había traducido s.s.s. de Vds. El instituto para la sincronización de los relojes, pero a los turcos tanpinaristas de pro (incluido Pamuk) el que les priva es este otro. ¿Y por qué?, se preguntarán, pues porque trata de (a) de un Estambul del pasado (1938-1939) en el que los personajes recuerdan (b) un Estambul del pasado (de ellos). Es decir, tiene todas las ventajas. Imagínense que viven ustedes en Barcelona (es un poner, por la amiga Celia Filipetto) y se leen un libro (pongamos  Últimas tardes con Nuran) en el que los personajes pasean por las Ramblas de los años sesenta hablando cómo eran antes de, qué sé yo, la guerra de Cuba, todo en plan abuelo Cebolleta, mientras escuchan habaneras y hacen lo que hagan los barceloneses en esos menesteres.

Pues bien, nuestros protagonistas, Mümtaz y Nuran, se pegan buenas vueltas por el Estambul de las mezquitas (resulta que la casa del primo de Mümtaz estaba al ladito de donde tenemos la facultad, miren ustedes por dónde), por el Bósforo antes de que hicieran carreteras y accesos por tierra (así que no hablemos de torres de hormigón y urbanizaciones de cementazo) y hasta se montan una garçonnière y se van de cañas (sobre todo él) por la parte moderna. Lo de poner en francés lo que en mi tierra, obviamente, NO se llama un  «pie a tierra», se debe a que me encontré con que al prota alguien lo llamaba un «flâneur», que, para mi sorpresa, no es un hacedor de flanes, con lo cual no tiene nada que ver con aquel amable mandarín de nuestra infancia, polo opuesto de Fú Manchú. Y, qué quieren que les diga, a mí lo de un pisito de soltero para compartir con la novia me suena más guarro, es decir, mejor, en francés. Por cierto, la palabra garçonnière la he aprendido traduciendo este libro.

El primer problema con la novela me vino gracias a la traducción al inglés (como casi todos, y más adelante hablaremos de eso) porque en turco se llama Huzur y en inglés la titularon A Mind at Peace, por lo que en España se conoce (no gracias a mí, desde luego) como Una mente en paz. Si son ustedes de ciencias se habrán dado cuenta de que mientras en turco el título consta de una (1) palabra, en inglés y, por ende (expresión que me da la risa) en español, está compuesto de cuatro (4). Hummm, vaya… Qué cosa más rara… O puede que no sea tan rara si tenemos en cuenta que más de un diccionario turco-inglés traduce «huzur» como «peace of mind». Sospecho que el responsable del título inglés puede ser el mismo traductor, puesto que en ocasiones parece ser partidario de rizar el rizo y eso de la paz mental (que a mí me recuerda a una canción de Billy Joér simplemente por el «of mind») debió de parecerle muy trillado y como de tirar por lo facilón y le dio la vuelta y en vez de «peace of mind» queda «mind at peace». Creo que podemos estar de acuerdo en que, en principio, sobra lo de la mente. Bien, prosigamos.

Veamos a ver. En turco hay varias palabras que pueden traducirse por «paz» y similares. Lo contrario a la guerra es «barış» o, si eres de antes de la guerra (primera, mundial, gran), «sulh». Por eso uno se puede encontrar el libro del Tolstonoi como Harp ve Sulh, antaño, o Savaş ve Barış, hogaño. La peli aquélla del baile de Audrey Hepburn con Mel Ferrer, acabo de comprobar que era Harp ve Sulh, a la antigua. Otra acepción de paz, como nos indica la SMA (Santa Madre Academia), es «virtud que pone en el ánimo tranquilidad y sosiego, opuestos a la turbación y las pasiones», que parece algo muy santo y muy bueno y alejado del demonio, el mundo y la carne. Que es un poco a lo que van los protagonistas de la novela, exceptuando lo de la carne en ambos sentidos (o, ya puestos, el bebercio). Ésta es bastante parecida a la que nos toca de «huzur», que según el diccionario grande de Petete, digo, la TDK, es (traducido un poco así como manga por hombro a la buena de Dios) «salud, vigor, tranquilidad de corazón, comodidad, descanso» y todo en el sentido de «paz y tranquilidad» como en expresiones: «¡Déjame de una vez en paz, so pelmazo!», o «Pa ti la perra gorda y tengamos la fiesta en paz». También significa, no quiero ocultarlo, «presencia» o «estar» en el sentido de «ante mi presencia se encuentran…». O la presencia de la autoridad por antofagasta, es decir, el sultán. La raíz árabe (la palabra lo es) es la de estar presente, establecerse y tal (de ahí los segundos significados, que no nos interesan), pero también nos dice el diccionario (el normal y Corriente), que significa «presencia de ánimo, serenidad».

A mí me habría gustado mucho traducirlo por «sosiego» porque hay un artículo muy interesante de Berna Moran sobre la novela que se titula: «Bir Huzursuzluk Romanı: Huzur», o sea «Huzur: novela de un desasosiego». Ven el juego de palabras, ¿no? Tampoco hay que ser muy listo. Ahora que lo pienso, tampoco habría estado mal «vivir» y que fuera «Huzur: novela de un sinviví». Ambos títulos habrían sido la mar de chulis porque el truco es que el prota (el de los flanes) es un poco culillo de mal asiento y, sobre todo, está de morros porque la novia le ha mandado a tomar viento (esto no es ningún espoileo [del inglés «disembowel» o, más en general, «rip»] porque lo dicen al principio de la novela) y al muchacho le gustaría tener un poco de paz y tranquilidad opuestas a la turbación y a las pasiones, uséase, sosiego, y poder sentarse al lado de la ventana a que le diera el aire sin peligro de que, en lugar de fresco, los niños le dieran la tabarra con el baloncito de las gónadas masculinas.

Pero la acción se sitúa el día antes de que se declare la Segunda Guerra Mundial y no hay que ser excepcionalmente listo para darse cuenta de que hay ciertas similitudes paralelísticas entre el desasosiego del prota y el de Europa. Así que aquí «paz» y después guerra. Por lo tanto, fuera lo de la «mente en paz» porque (a) se carga el paralelo comparativo y (b) lo mires como lo mires la mente del chiquillo no está en paz, más le gustaría a él, como mucho estará en busca dehacia. Pues bien, por una vez en la vida y desesperando que sirva de precedente, la editorial no hizo caso omiso de la humilde propuesta del traductor y el título en español, como pueden ver, es Paz sin más nada. ¡Ay, qué alegría y qué contento! En fin, les dejo en paz, pax vobiscum et cum espíritu suyo.

Acerca de Rafael Carpintero

Traductor y profesor en la Universidad de Estambul
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2 respuestas a Paz/Huzur (1-Pax vobiscum)

  1. Félix G. dijo:

    ¡A los buenos días!
    Una alegría tenerlo de nuevo por aquí y por lo que se ve en paz, aunque parece que sin mucho sosiego.
    Salgo corriendo a buscar el libro que aumentará mi colección, es curioso; del traductor de turco, más que de los escritores turcos.
    Siempre me he considerado un poco raro. Pero aún me quedan unos euros que incrementen sus escasos royalties si es que llegamos al cupo de ventas.
    En fin todo sea por la cultura y su 21% de iva.
    Un afectuoso saludo y a seguir en la brecha…

    • Vaya, ahora me da vergüenza ser tan pesetero, digo, eurero. A ver si tengo un poco más de paciencia y continúo con la saga de entradas sobre el libro y luego más.
      Munchísimas gracias. Salud

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